Los
medios de comunicación, en alguna página sobrante o hueco televisivo, informan
con una precisión cuestionable del conflicto que actualmente tiene lugar en
Malí. Un lector medianamente informado puede entender de manera fácil lo que
ocurre en el país africano. Un grupo de rebeldes tuareg, del Movimiento
Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) proclamó el pasado mes de abril
la independencia de este territorio situado al norte de Malí. Si el ciudadano
es curioso se habrá interesado por hacer un seguimiento del conflicto, por lo
que sabrá que la situación no ha sufrido una pasmosa evolución. Los rebeldes
siguen acomodados en el norte, sin intención de ceder ni aliarse con AlQaeda.
La posibilidad de una intervención militar africana está siendo valorada, pero
se estima que puede causar una matanza sin precedentes.
Pero
lo que el lector de periódicos no sabe es lo que se oculta más allá de este
conflicto aparentemente sencillo de comprender. Los medios de comunicación no
dan cuenta de la situación que están viviendo los malienses y las dificultades
en las que se encuentran. Es necesario tener en mente que estamos hablando de
un país africano que, salvo raras excepciones como Sudáfrica, sufren las
consecuencias de una extrema pobreza. Pero aquí cabría preguntarnos: ¿cómo es
posible que Malí, siendo un territorio tan rico, sea un país tan pobre?
Malí
es un territorio extremadamente rico en recursos naturales, desde el oro hasta
sus inmensos arrozales. Pero, paradójicamente los malienses consumen el arroz
industrial de Oriente. Quizá la razón debamos buscarla en el control tanto
político como económico que Francia ejerce en la región. Durante los años
noventa, el FMI impulsó en este país la producción a gran escala de algodón, a
la vez que el mercado mundial redujo sobremanera el precio de este producto.
Esta especulación endeudó al Estado. Lo mismo ocurrió con sus explotaciones
mineras, compradas a los campesinos por una cantidad ridícula.
Esta
reducción de la riqueza efectiva de Malí conlleva una insuficiencia a la hora
de la resolución de problemas como en el que ahora se encuentra. Al conflicto
norteño se le unen las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales y
el incremento del precio de los alimentos. Conseguir alimentos básicos se ha
convertido en una tarea difícil para muchos habitantes de diversas regiones por
los elevados precios. Las lluvias también han hecho sus estragos en los campos
de cultivo y ha causado alrededor de 4.000 víctimas. Durante la actual estación
lluviosa, además, se ha registrado un incremento de casos de malaria. ¿Quién
informa de estos datos a parte de las ONG?
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